La
evolución siempre ha estado presente en la filosofía de
ALCINE. Lejos de adoptar una postura conformista, el Festival se ha caracterizado por sus
deseos de avanzar, de mirar hacia el futuro y evitar caer en el estancamiento. Año a año ha ido creciendo, incorporando nuevas secciones y fortaleciendo las ya existentes. Para ello ha apostado por
mantener una postura que combina innovación y racionalidad, elementos indispensables para llevar a cabo un avance sólido y exitoso.
La pasada edición del Festival asumió un
nuevo reto, no exento de riesgo e ilusiones conjuntas. El
Certamen Nacional de Cortometrajes ocupaba un lugar reconocido y reconocible en el panorama cinematográfico. La sección
Pantalla Abierta a los Nuevos Realizadores llevaba años ofreciendo un inmejorable escaparate de óperas primas. Sólo faltaba convertir la cita anual en un referente europeo, en un termómetro capaz de medir la temperatura de la actividad cortometrajística desarrollada, no sólo en España, sino en el resto del continente.
El
Certamen Europeo de Cortometrajes surgió con un descaro tímido. Por primera vez, una selección de cintas internacionales concursaba en el Festival y la organización buscaba una toma de contacto, una consolidación natural dentro de su filosofía. Doce meses después y una vez superada la fase de presentación,
el Certamen Europeo se confirma como la tercera de las secciones oficiales. Y lo hace perfilando definitivamente su forma, abandonando su provisional carácter de muestra -el año pasado sólo se otorgó un premio, el del Público, al trabajo irlandés
'Not there yet'- y repitiendo el esquema del Certamen Nacional.
Los asistentes seguirán siendo un elemento esencial, gracias a la aparición de la
acreditación Euro-Pass. Pero no serán los únicos encargados de conceder un galardón. Un
jurado especializado elegirá los tres mejores cortos participantes, que recibirán los premios ALCINE, dotados con 6.000, 4.000 y 2.000 euros respectivamente. De esta forma, el Certamen Europeo de Cortometrajes afronta su etapa adulta y se confirma como una
vía sólida en la evolución del Festival.
ALCINE refuerza su apuesta internacional, expande sus fronteras y se marca un valiente reto de cara a las próximas ediciones: convertirse en punto de encuentro indispensable del cortometraje europeo.